Humus de lombriz vs. compost: ¿qué conviene elegir?
Dos aliados naturales se disputan el protagonismo en el suelo: descubre cuándo elegir uno u otro…, o combinarlos.

Al momento de mejorar el suelo y nutrir las plantas, dos opciones suelen estar sobre la mesa: el compost y el humus de lombriz. ¿Por cuál optar?
Compost: reciclaje natural de residuos
Obtenido a partir de la descomposición controlada de restos vegetales -como cáscaras, hojas, ramas trituradas-. Puede realizarse fácilmente en casa con una compostera. En él intervienen, entre otros elementos, material seco -como hojas caídas de los árboles-, y microorganismos.
Ventajas: mejora la estructura del suelo, aporta nutrientes progresivamente, fomenta la vida microbiana y ayuda a retener humedad.
Limitaciones: el compost casero puede variar en calidad según los materiales usados y el tiempo de maduración.
Humus de lombriz: un fertilizante biológico concentrado
El humus de lombriz, en cambio, es el resultado de la digestión de las lombrices rojas californianas (Eisenia foetida), que transforman restos orgánicos en un producto altamente nutritivo.
Ventajas: tiene una alta concentración de nutrientes disponibles para la planta, contiene microorganismos beneficiosos que fortalecen el sistema radicular y mejoran la aireación del suelo. Además, es de rápida asimilación.
Limitaciones: casi siempre es más caro que el compost y, en caso de planear hacerlo en casa, habrá que conseguir las lombrices.
¿Qué es lo mejor para el jardín?
Para enriquecer el suelo a gran escala -canteros, huerta familiar-, el compost es la alternativa más práctica y económica.
Para dar un impulso nutritivo -por ejemplo, a las plantas en maceta-, el humus de lombriz resulta más eficaz por su concentración y efecto inmediato. Muchos profesionales optan por combinarlos.
Conclusión: compost y humus de lombriz no son rivales, sino aliados. Podríamos decir que el compost mejora el suelo a largo plazo, mientras que el humus de lombriz ofrece un “extra” de vitalidad a las plantas en el momento justo.
Agradecemos el asesoramiento técnico de la Téc. Gabriela Escrivá.