Nutrientes: cómo evitar que las plantas se enfermen

Muchas veces, se recurre al vivero para consultar cómo curar una planta enferma. Y aunque el abanico de productos es muy amplio y abarca la generalidad de las enfermedades que aquejan al jardín, es común ver que el ejemplar, una vez recuperado, vuelve a afectarse.
Por esta razón, es clave analizar si la planta está bien nutrida. Un ejemplar débil estará más propenso a enfermarse. Por tanto, puede decirse que la nutrición es una de las principales medidas preventivas.
Hay que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, los nutrientes del suelo y de la maceta se van agotando y surge la necesidad de renovarlos. Dichos aportes pueden hacerse aplicando fertilizantes químicos y/o suministrando algún abono -enmiendas orgánicas-. Al respecto, se recomienda emplear estos productos siempre al inicio de las brotaciones.
En relación con los primeros, los aportes básicos son los siguientes: nitrógeno (mejora el crecimiento de los brotes y las hojas), fósforo (optimiza el desarrollo de las flores y raíces) y potasio (imprescindible para tener buenas flores y frutos). Cabe aclarar que las plantas necesitan los tres nutrientes durante todo su desarrollo, pero que, dependiendo de la etapa de crecimiento, pueden requerir más de uno que de otro.
Por otro lado, los abonos tienen el agregado de que también mejoran las características físicas del suelo. Por ejemplo: pinocha (aporta acidez que permite a la planta tomar los nutrientes) y compost (con el tiempo va brindando diferentes tipos de nutrientes). Es importante recordar que estos elementos deben usarse ya compostados, porque, de lo contrario, el proceso de descomposición de los materiales orgánicos que lo forman levanta la temperatura y daña las raíces.
En pocas palabras, la nutrición es clave para la salud de nuestros bonitos seres verdes.