El color de la maceta y su importancia para la planta
Un detalle que casi siempre pasa inadvertido puede definir el éxito del cultivo: cómo elegir el tono adecuado según el clima y la especie.

Cuando elegimos una maceta, solemos priorizar su estética y el hecho de cómo combina con el espacio. Sin embargo, el color del recipiente puede tener un impacto directo en el desarrollo de la planta. La explicación está en la relación entre la luz solar y la temperatura del sustrato.
El calor que absorbe cada color
Los colores oscuros, como el negro y el marrón, absorben más radiación solar. En consecuencia, la maceta se calienta con rapidez y transmite ese calor al sustrato, lo que puede provocar que las raíces sufran estrés térmico; especialmente en verano o en climas muy cálidos.
Por el contrario, los colores claros, como el blanco y el beige, reflejan mayor parte de la radiación. Esto ayuda a mantener el sustrato más fresco y a reducir la evaporación del agua.
¿Cómo usamos esta información?
En lugares expuestos al sol directo durante muchas horas, conviene optar por macetas claras que minimicen la temperatura interna. En cambio, en lugares fríos o con escasa radiación, los tonos oscuros pueden convertirse en aliados para retener calor y favorecer el crecimiento de especies sensibles a las bajas temperaturas.
- Las plantas en macetas oscuras necesitarán un riego más seguido que aquellas que estén en macetas claras.
La temperatura del sustrato influye en la absorción del agua y los nutrientes. Si el sustrato se calienta demasiado, las raíces pueden perder eficiencia; y la planta entra en estrés y mostrará hojas marchitas. Un sustrato demasiado frío, en cambio, ralentiza el metabolismo y limita el desarrollo.
En síntesis, el color de la maceta no es un simple detalle decorativo. Puede ayudar o perjudicar según dónde vivas y qué plantes. Una regla sencilla: colores claros para el sol fuerte; colores oscuros para ambientes fríos.
Agradecemos el asesoramiento técnico de la Ing. Agr. Lorena Bárbaro (INTA).