Gerbera: cómo cuidarla

La Gerbera jamesonii es una herbácea perenne que, en condiciones naturales, en Buenos Aires, florece en primavera y en verano. ¿Qué debemos hacer para lograr que crezca bien y florezca?
En principio, la temperatura es uno de los principales aspectos que debe considerarse para que se desarrolle sin dificultades. Es ideal que esta oscile entre 20-24 ºC. Tengamos en cuenta que por debajo de 10 ºC se afecta el crecimiento; y debajo de 6 ºC, la planta no sobrevive mucho tiempo.
Para un buen desarrollo y una floración continua, además de la temperatura, debemos considerar otro factor muy importante: la luminosidad. Y sí, necesita mucha luz. La requiere durante todo el día a fin de que se estimule su floración. Además, si le da la luz solar directa del mediodía, hay que asegurar buena humedad en el sustrato y en el ambiente.
El riego debe procurar el mantenimiento de una humedad uniforme. Por supuesto, evitaremos los extremos (especialmente si el sustrato se seca mucho, porque tal situación afectará la duración de la flor). Es importante contar con un sustrato cuyo pH esté entre 5,5 – 6,5 (un pH alto amarillea las hojas por falta hierro) y con un buen drenaje. Si la planta está en maceta, conviene cambiarla en cada inicio de primavera. En caso de que esté en el suelo, se le agregará compost en la parte superior. Además, se recomienda retirar periódicamente las hojas y flores ya pasadas. Esta medida ayuda a mantener las plantas vigorosas y con buena floración.
En épocas de bajas temperaturas o de días nublados, hay que controlar que la humedad del sustrato no sea excesiva, porque en esas condiciones es sensible a un hongo de suelo que ataca el cuello de la planta (la Phytophthora).
Siguiendo estos cuidados básicos, tu gerbera mantendrá un crecimiento saludable y una vigorosa floración. Y algo que nos interesa sobremanera: llenará el jardín de color durante las estaciones más cálidas.