Por qué Europa busca limitar el uso de turba en la jardinería

Lo que antes se veía como el sustrato perfecto hoy genera polémica: ¿por qué el continente quiere limitar su uso en la jardinería?

Corte de turba en Escocia. Foto: Adobe Stock.

Durante décadas, la turba fue considerada el sustrato ideal para la jardinería. Su capacidad de retener agua, airear el suelo y su pH bajo la convirtieron en un recurso fundamental. Sin embargo, aquello que en un principio parecía un recurso inagotable, en la actualidad, genera una mirada diferente.

Las turberas son hábitats de especies únicas, regulan el ciclo del agua y, sobre todo, actúan como sumideros de carbono. Su formación natural lleva siglos, y, cuando son degradadas, liberan grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que agrava el cambio climático.

Alternativas más sostenibles

La búsqueda de sustitutos llevó al desarrollo de materiales más amigables con el ambiente, como la corteza de pino compostada. Estos insumos, además de reducir la presión sobre las turberas, responden a la demanda de un consumidor cada vez más consciente y exigente en términos de sostenibilidad.

Una transición inevitable.Europa se enfrenta hoy al desafío de mantener su productividad no solo en la jardinería sino también en los cultivos comerciales, mientras adapta sus prácticas a un modelo más respetuoso con el planeta.