Cómo armar un jardín de lluvia

Los jardines de lluvia son verdaderas maravillas de la naturaleza y el diseño paisajístico. Estos espacios verdes están meticulosamente diseñados para permitir que el agua de lluvia se filtre de manera natural, contribuyendo al ciclo del agua y al equilibrio ecológico de nuestro entorno.
¿Qué los hace tan especiales? En esencia, actúan como receptáculos naturales que capturan el agua de lluvia, creando una superficie convexa que funciona como una “palangana” que se llena y luego permite que el agua se filtre lentamente a través de las capas del suelo. Esta característica los diferencia de los jardines tradicionales, aportando una solución tanto estética como funcional.
Los beneficios de un jardín de lluvia van más allá de lo visual y lo ecológico. También pueden ayudar a prevenir inundaciones menores, al dirigir el flujo de agua de manera controlada, evitando así que el agua ingrese a las estructuras cercanas.
Sin embargo, para crear y mantener un jardín de lluvia efectivo, es crucial considerar algunos aspectos importantes. Se recomienda elegir un terreno con una pendiente del 1 % al 5 % para evitar la erosión del suelo. Además, debe estar ubicado al menos a tres metros de cualquier edificación para no provocar la humedad en los cimientos, y a cuatro metros de un pozo séptico, con el propósito de prevenir la contaminación del agua.
La profundidad ideal para la depresión del jardín de lluvia debería ser de alrededor de 15 cm, lo que permite una filtración efectiva sin comprometer la estabilidad del suelo circundante.
Los jardines de lluvia son una forma innovadora y hermosa de integrar la sostenibilidad y la funcionalidad en nuestros espacios verdes, a la vez que ofrecen beneficios tanto estéticos como prácticos para el medio ambiente y nuestras comunidades.