Jardinería: cinco herramientas que no pueden faltarte

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Una muestra del material básico para emplearlo en esta actividad. A continuación, detallamos cuáles son esos útiles, para qué sirven y cómo cuidarlos.

Tijera. Si de tamaño se trata, se elegirá una mediana, que cualquier persona pueda usar sin dificultad. Se emplea para la poda estética de un ejemplar o para quitar las partes estropeadas de este. La clave para su cuidado: una vez usada, lavarla y guardarla seca; así no perderá su filo. Y mantengan siempre una medida sanitaria: limpien esta herramienta luego de emplearla a fin de no propagar plagas o enfermedades de una planta a otra.

Manguera y regadera. Tengan presente que son indispensables, aunque se cuente con riego automatizado. Tanto una como otra debería tener una flor para que el agua pueda caer como si fuera lluvia. ¿La razón? No desordenará las semillas recién sembradas, por ejemplo. Como advertirán, el uso de estos artefactos, con flor o sin ella, dependerá de lo que se quiera regar. Además, en el caso de la regadera, una de sus utilidades es posibilitar la aplicación de los fertilizantes disueltos en agua.

Pala de punta. Se emplea para cavar y preparar el suelo (entre otras tareas, puntear). Es indispensable a la hora de plantar un ejemplar (las otras palas no sirven). Fundamental: mantenerla bien afilada. Para esto, una vez que se usa, hay que lavarla, secarla y guardarla colgada.

Palita de mano. Es muy útil para plantar herbáceas anuales y bianuales; es decir, plantas pequeñas. Cuidados: como toda pala, una vez que se terminó de usar, hay que lavarla, secarla y guardarla colgada.

Pulverizador. Usado para aplicar los remedios para las plantas (fungicidas, acaricidas, etc.), su tamaño puede ser pequeño, de un litro, por ejemplo. Eso será suficiente. Es muy importante que se tenga en cuenta para su guardado vaciar el recipiente de producto. Entonces, una vez utilizado, lavarlo convenientemente y conservarlo sin líquido.

Ahora sí, ¡a disfrutar del jardín!