Cuidados esenciales para un bonsái
El cultivo de bonsáis combina arte, paciencia y técnica. Saber cuándo regar, podar y fertilizar son tres claves del éxito.

Destaquemos que es una planta cuyo crecimiento se mantiene controlado mediante diversas técnicas, como la poda y el alambrado. El objetivo principal de dicho procedimiento es limitar el desarrollo del ejemplar sin alterar su aspecto natural, y preservar, así, la forma y armonía de este.
Para que una planta pueda ser considerada apta como bonsái, debe cumplir ciertos requisitos. Por ejemplo, se valoran especialmente aquellos ejemplares que producen flores y frutos de pequeño tamaño. Y esto es así, porque, aunque mediante técnicas apropiadas es posible reducir el tamaño de las hojas, las flores y los frutos suelen conservar sus dimensiones originales.
Algunas especies recomendadas para iniciarse en el arte del bonsái son Juniperus procumbens ‘Nana’, Pyracantha y Gardenia augusta ‘Kimura’.
Mantenimiento general
En cuanto al cuidado cotidiano, es fundamental evitar que el sustrato se seque por completo.
La poda de los brotes nuevos debe realizarse cuando se hayan desarrollado entre cuatro y seis pares de hojas; entonces, se los elimina hasta el primer par.
Se recomienda abonar en primavera y verano, con una frecuencia quincenal. Se evitará siempre hacerlo antes de la floración o tras la poda de raíces. Importante: hay que aplicar el abono con moderación, ya que el exceso puede resultar más perjudicial que la falta de este.
Los expertos indican que la renovación del sustrato y la poda de raíces deberían llevarse a cabo cada dos años.
Considerando que el arte del bonsái, además de ser -para una mayoría de personas- manifestación de belleza y unión con la naturaleza, enfrenta diferentes críticas, ¿qué es lo que más llama tu atención de esta técnica de cultivo?