¿Cómo regar las plantas en invierno? Cuando menos significa mejor
Adaptar el riego durante los meses fríos es fundamental para mantener la salud del jardín y evitar daños causados por el exceso de agua.

En esta estación, muchas personas se preguntan si es necesario regar sus plantas. Y no es una duda menor: durante el invierno, tanto la absorción de agua por las raíces como la pérdida de agua por las hojas se reducen considerablemente. Por ello, el riego debe ajustarse a este nuevo ritmo natural.
Con las bajas temperaturas, la mayoría de las plantas entra en una fase de reposo vegetativo, en la cual su metabolismo se ralentiza. La transpiración —es decir, la pérdida de agua a través de las hojas— disminuye, y el suelo frío dificulta la absorción radicular. Como resultado, las necesidades hídricas también bajan.
Regar con la misma frecuencia que en verano puede resultar perjudicial. El exceso de agua en suelos compactos o con mal drenaje puede generar asfixia radicular, ya que las raíces necesitan oxígeno para funcionar correctamente.
Consejos prácticos para regar en invierno
– Reducir la frecuencia: en la mayoría de los casos, un riego semanal es suficiente. Incluso puede espaciarse más, según el clima.
– Comprobar la humedad del suelo antes de regar. Introduce un palito a unos cinco centímetros: si está húmedo, no riegues.
– Evitar regar en días muy fríos o cuando el suelo/sustrato esté helado.
– Regar por la mañana, para permitir que el agua se absorba antes de que bajen las temperaturas nocturnas.
Durante el invierno, menos es más. Observar el clima, el tipo de suelo o sustrato, y el estado de las plantas es imprescindible para adaptar el riego y mantener un jardín saludable.