Un arbusto pleno de flores en otoño-invierno

Sus inflorescencias duran muchísimas semanas en la planta. Se puede emplear en el armado de un cerco, o ubicarlo solo, como un punto focal del jardín.

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Un arbusto fácil de cuidar y que se llena de flores en otoño-invierno es, por excelencia, el laurentino (Viburnum tinus). En los meses fríos, cuando la mayoría de las plantas entra en reposo, sorprende con una floración generosa y prolongada.

Sus inflorescencias, de color blanco, contrastan con los pimpollos rosados que las preceden y con el follaje -perenne- verde oscuro. Tras la floración, produce pequeños frutos de color azul metálico que también tienen valor ornamental.

  • Cómo cuidar al laurentino

Ubicación: lo ideal es que vaya en el suelo, aunque puede tenerse en una maceta. De hecho, hay variedades de porte más pequeño y compacto; es el recomendable para contenedores. El suelo/sustrato debe ser rico en materia orgánica y con buen drenaje. Puede ir a pleno sol o a media sombra.

Riego: una vez establecido en el suelo, no es muy demandante en cuanto al riego. Si se encuentra en una maceta, como toda planta en un recipiente, deberá ser regado regularmente.

El laurentino se posiciona como una opción ideal para quienes buscan color invernal, bajo mantenimiento y belleza sostenida en el jardín. Versátil, resistente y decorativo, es un verdadero aliado del paisajismo durante todo el año.